domingo, septiembre 10, 2006

La foto de parque: Una tradición pasada por agua

En el Parque de Caldas de la ciudad de Popayán, existe aún un exponente del arte de la fotografía de parque o "Foto-Agüita", como se conoce popularmente esta tradición. Se trata del señor Gilberto Hernández, quien por cerca de 35 años ha desempeñado este trabajo, con la misma cámara con la que empezó y que hoy refleja el paso de los años.
Para muchos es un misterio la forma como funciona la "foto-agüita", una tarea en la que en aproximadamente 10 minutos, el fotógrafo toma, revela, copia y hasta edita una fotografía. Pues bién, para conocer el proceso decidí ser el sujeto de una de estas extraordinarias obras de arte hechas a mano.
La toma de la fotografía: Se queda quieto, cuento hasta 2 y listo!
El revelado: en menos de 5 minutos se hace el proceso de revelado y fijación de la foto al papel, dando como resultado "el negativo" que no sale en acetato sino en papel fotográfico
La foto en negativo se lava en un baldecito con agua que el fotógrafo tiene a un lado, de ahí su nombre popular de "foto-agüita"
El "negativo" es colocado en una base especial de la cámara, se hace una nueva toma (reproducción) para obtener la foto final. En este punto es que se colocan las plantillas si se desea hacer alguna edición como un mensaje o "marco" especial.
Se repite el proceso de revelado, obteniendo esta vez la foto en positivo.
Nuevamente al balde con agua para retirarle los químicos del revelado...
Recorte los bordes sobrantes
Todo artista firma su trabajo, por eso le pedí a don Gilberto que hiciera lo propio.
Lista la fotografía final... Sólo 3.000 pesos y la satisfacción de conocer un proceso que se ha realizado por años y que parece en vía de extinción... Ojalá que no!
JA

El Congreso Gastronómico que no se vió

Esta semana se llevó a cabo en la Ciudad de Popayán, el Cuarto Congreso Nacional Gastronómco, y mientras los asistentes se deleitaban con diversos platos y hacían alarde de amplios conocimientos en gastronomía, principalmente la de España, que era el país invitado, para las personas que se dedican al "rebusque" diario en las calles del centro, era una semana como cualquier otra, donde la gastronomía no va más alla de lo que encuentran a su alcance en las mismas calles.